La denominación de kilómetro cero se aplica a muchos productos (alimentación, construcción, cuidado personal, nuestro día a día y sobre todo en la moda) y da respuesta a la distancia que hay entre el punto de producción, es decir el punto de origen, y su lugar de consumo final.
Se trata, por tanto, de un principio ecológico, de respeto por el medio ambiente. Estos productos de proximidad se obtienen a través de un circuito local de producción que persigue ofrecer mimo y calidad al producto.
Se basa en la tendencia “SLOW” que trata de reflejar el desarrollo sostenible, la biodiversidad, el comercio justo y el compromiso ético hacia las personas productoras y consumidoras. Un hábito de consumo que promueve comprar con más calma, menos y lo justo y necesario.
Las principales características para que un producto sea considerado como kilómetro cero o producto de proximidad, debe reunir alguna de las siguientes_
- Su producción y consumo se realiza en un radio de proximidad cercano y no superior a los 100 km.
- Su proceso productivo y de transporte, evita todos los tóxicos y sustancias químicas peligrosas como pesticidas, parasiticidas, aditivos, metales pesados o detergentes en agua, suelo y aire.
- Su respeto por el impacto ecológico, los derechos humanos y el “residuo cero”.
- Su consideración es de producto local o nacional.
Las ventajas de consumir un producto de proximidad o kilómetro cero son_
- Aboga por el “residuo cero”
Los residuos al final de su vida útil se transforman en materia prima y se reincorporan al sistema productivo.
- Reduce la huella de carbono
La distancia entre el productor y el consumidor es menos, se reducen las emisiones de CO2 producidas por el transporte de mercancías.
- Apoya la sostenibilidad
El proceso productivo y de consumo es ético para la sociedad y ecológico para el medio ambiente. Promueve un estilo de vida más saludable y de calidad.
- Favorece la economía local y busca una economía más justa
Se trabaja con pequeños talleres de confección con un impacto social positivo.
KM 0 EN LA MODA
Según un reciente estudio “The state of Fashion 2020” el mayor desafío al que se enfrentan las principales empresas del sector a nivel global, es la sostenibilidad. A la vez, es también su principal oportunidad de negocio y crecimiento. En concreto, en España, las marcas de moda sostenible representan más el 25% de facturación en el sector.
Según el informe Approaching The Future 2020, Tendencias en Reputación y Gestión de Intangibles, la emergencia climática es uno de los asuntos que más preocupa tanto a directivos como a la sociedad. Un 73% de los consumidores demanda a las empresas mayor implicación social y medioambiental y el 67% de los empleados esperan que su compañía se posicione frente al cambio climático.
El modelo actual de consumo, basado en el “extraigo, fabrico, consumo y tiro” nos ha llevado a una situación insostenible y se calcula que en 2050 necesitaremos 3 planteas para hacer frente al consumo actual, con una predicción de un aumento del número de residuos en un 70%.
Entre ellos gana protagonismo de forma creciente, tras el residuo plástico, el residuo textil. La segunda industria más contaminante, responsable del 8% de las emisiones globales de CO2, genera a nivel nacional, según la Asociación Ibérica del Reciclaje Textil (ASIRTEX), más de 900.000 toneladas y sólo se recicla entre el 5-8%, y el resto acaba en vertederos o siendo incinerados.